Un edificio con Historia
El molino se encontraba aguas abajo del Puente de Piedra, junto al estribo de la margen izquierda del río Ebro y estaba construido sobre la acequia del Rabal que le proporcionaba el agua necesaria para su funcionamiento. Por la documentación conservada se sabe que en el año 1568 su propietaria, Agustina Rebes y Guillén de Palafox, encargan unas obras de mejora y gran importancia en el mismo con la construcción de un cubo de cantería que proporcionaría la potencia necesaria para mover dos juegos de muelas.
También se menciona que la acequia del Rabal, en dirección al molino, pasaba bajo el vecino monasterio de Altabás y que, en ocasiones, el agua se filtraba y les inundaba una cuadra y una bodeguilla, con los consiguientes problemas de convivencia entre los molineros y las monjas del convento pertenecientes a la orden de las franciscanas.
Tiempo después el molino, denominado popularmente como Molino de Sal, pasó a las manos de don Thomas de Velarde que era su propietario en 1788. 1788 El molino, que vemos hoy en día, sustituye al que tenía Don Thomas de Velarde junto al puente de piedra. En octubre del año 1788 el Ayuntamiento notifica a su propietario que era necesario demoler y trasladar de sitio el viejo molino, debido a las obras de ampliación de la carretera de Barcelona y al proyecto de construcción del pretil del Ebro, murallón que se edificaría para evitar las inundaciones, entre el puente y el Convento de San Lázaro y que se finalizó en diciembre de 1789. Existen varios planos del proyecto realizados por Tomas Sanz (1776) y Joaquín de Villanova.



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